domingo, 1 de abril de 2012

Costa Rica necesita un cambio


Cuando las clases políticas inician procesos para protegerse de la persecución por sus actos en el ejercicio de la función publica, se puede decir que ha llegado la hora de iniciar un cambio real en todos los ámbitos correspondientes a la sociedad de un país. La descomposición social, producto de los abusos, de la corrupción, del trafico de influencias y la impunidad, obligan a los ciudadanos de un país a tomar las medidas necesarias que eviten que esas lacras continúen afectando la vida en sociedad del estado.
La influencia de los dineros mal habidos, los provenientes del narcotráfico y los producidos por el lavado de dolares, ha llegado en nuestro país a limites insoportables, y es que la inseguridad que producen no puede ser evitada, debido a la influencia que tienen en todos los poderes del país. La administración publica se ha utilizado como un trampolín para llenarse los bolsillos de dinero, no importando cual sea su procedencia, el único interés es hacerse rico a costa de todo. En los pueblos y ciudades de nuestro país, siguiendo el ejemplo que dan los dirigentes políticos corruptos, ya las personas no tienen interés en vivir honestamente, para ellos da igual, de por si aquí nadie es condenado.
Esas plagas se dan en los pueblos afligidos por la inmoralidad política. Esta procede de arriba, porque si los encargados del gobierno cumpliesen estrictamente sus deberes y velaran por la aplicación justa y prudente de las leyes, los demás ciudadanos se guardarían bien por no faltar a ellas, movidos en primer lugar por el buen ejemplo y segundo por el temor a la sanción penal.
Pero cuando los que mandan pierden de vista el supremo interés de la justicia y solo piensan en la satisfacción de sus caprichos y viciosos apetitos, abusan para ello de la autoridad en que se hallan investidos, se aflojan los resortes del gobierno, no se repara en atropellar o burlar la ley cuando esta sirve de obstáculo a sus intereses delictuosos. Como todos tienden al mismo fin, que es aprovecharse de la autoridad que ejercen, para su logro personal, ya para alimentar sus insaciables apetitos, los de arriba encubren o alientan con la impunidad a sus corrompidos subalternos. De estos, mediante un fenómeno moral muy explicable, se extiende la inmoralidad a todo el cuerpo de la nación. Los comerciantes roban al Estado, los jueces se convierten en prevaricadores, los tribunales y magistrados inclinan la balanza en perjuicio de los intereses del país, el ciudadano común no tiene reparo en violar la legalidad.
Cuando una democracia cae en las manos de la corrupción, de la influencia política, de los intereses de aquellos que quieren mantenerse en el poder a pesar de la repulsión popular, de las encuestas, y sobre todo de los intereses populares, es el momento en que debemos pensar en un cambio, en un volver a pensar en las raices con que se formaron los principios democráticos.
Los pueblos mejor gobernados no son aquellos que tienen mas leyes, sino los que tienen leyes justas y saben aplicarlas. Costa Rica es un país donde se crea una ley en cualquier momento, pero se olvida que para que una ley sea buena es necesario que debe tener ciertas condiciones: justa y oportuna, responder a la necesidad social, no chocar con los sentimientos tradicionales y no ser contraria a los ninguno de los intereses vitales del país Toda ley que debe su existencia a los intereses de partido, al deseo de proteger intereses particulares contrarios a el interés de toda la nación, nace muerta y no puede hallar arraigo ni respeto en la opinión. Apenas llegue al poder otro partido contrario, se apresurara a sustituirlas con otra nacida en las mismas condiciones. Al fin ambas sufren igual suerte y producen igual encono y pasión, pero la nación padece las consecuencias de la agitación y la lucha estéril de los partidos. El pueblo sufre, soporta por algún tiempo esos atropellos, pero en un momento dado se levantara y dirá queremos un cambio.
El hombre que se ve investido, por la confianza de sus conciudadanos, con el elevado carácter de legislador, debe pensar que tiene en sus manos la suerte de su país, examinar con madurez y prudencia las leyes propuestas, no atender por cobardía y falta de carácter a compromisos de bandería, oponerse por cuantos medios estén a su alcance, a que se imponga la pasión de un partido, o el interés, la arbitrariedad de la representación gubernamental a los intereses generales del país y por ultimo dar únicamente su voto, después de maduro examen a las leyes que reunan las condiciones antes indicadas.
Los siguientes diputados han firmado el proyecto de ley Exp. 18266: Luis Gerardo Villanueva Monge, Alicia Fournier Guevara, Juan Bosco Acevedo Hurtado, Xinia Espinoza Espinoza, Jorge Alberto Angulo Mora, Luis Fernando Mendoza Jiménez, Annie Saborio Mora, Rodrigo Pinto Watson, Maria Julia Fonseca Solano, Pilar Porras Zúñiga, Agnes Gómez Franceschi, Ileana Brenes Jiménez.
Es proyecto ingreso el día 29 de Setiembre del 2011 en el orden del día del Plenario y tiene como titulo :
Proyecto de Ley Modificación del inciso 9) del Articulo 121 de la Constitución Política. Expediente 18266.
En la actualidad el numeral 9 dice:
9) Admitir o no las acusaciones que se interpongan contra quien ejerza la Presidencia de la República, vicepresidentes, miembros de los Supremos Poderes, ministros diplomáticos, declarando por dos terceras partes de votos del total de la Asamblea si hay o no lugar a formación de causa contra ellos, poniéndolos, en caso afirmativo, a disposición de la Corte Suprema de Justicia para su juzgamiento.
Esta es la reforma que se presenta con el Proyecto del Expediente 18266
9) Admitir o no las acusaciones por delitos funcionales que se interpongan contra quien ejerza la Presidencia de la República, vicepresidentes, miembros de los Supremos Poderes, ministros diplomáticos, declarando por dos terceras partes de votos del total de la Asamblea si hay o no lugar a formación de causa contra ellos, poniéndolos, en caso afirmativo, a disposición de la Corte Suprema de Justicia para su juzgamiento. De igual forma se procederá cuando las personas dejen de ocupar esos cargos, siempre que se trate de acusaciones relacionadas con las funciones que ejercieron.”
Como dicen en el cuerpo del proyecto, se esta creando un fuero especial, y que protege a todos aquellos que ejercieron en su momento un puesto en los Supremos Poderes de la República. Que tarde llega esto para los ex presidentes Calderón y Rodríguez, los cuales se hubieran cobijado con el numeral nueve en su ultima oración. La pregunta que los costarricenses nos estamos haciendo, es a quienes se trata de proteger, con que fines malévolos se esta dando ese fuero especial. Esto es una vergüenza, esto es legislar para si mismos, esto es corrupción. Esto es una ley muerta, ya que vendrá otro gobierno y la desechara.
Cuando un ex presidente, mi maestro Luis Alberto Monge, en una entrevista dice, que si existiera ejército en Costa Rica, ya hubieran dado un golpe de estado, como recordé aquello de las bananas republic, como recordé que de algo nos diferenciaba de los demás paises centroamericanos, como recordé de que en nuestro país el golpe de estado era algo que estaba concluido, que teníamos otras armas para decidir. Pero que es decidir.
Decidir es escoger, tener otra opción, tener otro camino, y este es el camino:
Costa Rica necesita un cambio ya. Ese cambio debe iniciarse desde arriba, retornar a nuestras raices democráticas, regresar al momento en que la administración publica era ejercida por personas con intereses nacionales, no personales, es volver a los principios que movilizaron a nuestros padres y abuelos a fundar la Segunda República.

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