jueves, 29 de enero de 2009

La envidia.

Leer a Aquileo J. Echeverría, es cada día mas refrescante, aun cuando nuestra juventud casi no lo conoce, es nuestro deber el indicarles la calidad de escritores que nuestro pais ha dado. Cuantos costarricenses conocen el breve cuento de la envidia. Quizas pocos, pero con los lectores de este blog, aumentaremos ese numero de conocedores y de paso buscaran como continuar en la busqueda de Aquileo.


La Envidia.
Una noche de luna jugueteaban alegremente unas pocas bellas hadas a la orilla del mar.
Eran de las buenas, de las que inspiran los sueños agradables y velan al lado de las cunas; de las ungen los corazones maternales con la miel de la ternura. Sí, las hadas bondadosas que alientan los amores castos y tejen coronas para las vírgenes desposadas.
En aquel entonces no habian flores ni mariposas.
Alba Rosa, la mas gentil de la alegre ronda, sintiéndose fatigada, se hecho sobre la arena.
-¡ Pobres hombres! pensaba, contemplando la aridez de nuestra tierra.- !Si yo pudiera hacer algo para embellecerla!.
De súbito concibió una idea peregrina. recogió una concha de nácar, de las muchas que alfombraban la playa, la beso y después, con la punta aguda de sus sandalias de raso rosa cavóle un nido en la arena menuda y brillante.
A poco aparecio un tallo que, creciendo con rapidez se poblo de hojas y flores.
Cuando sus compañeras se apercibieron del donoso prodigio, palmotearon regocijadas, e imitando a Alba Rosa se pusieron a besar y hundir en la arena conchas de todo tamaño y colores hasta transformar la costa en un riquísimo jardín.
De las conchas grandes, blancas, emergieron las camelias, azucenas y magnolias; las chias del mismo color, se trocaron en jazmines, ciemátides y azahares; las azules dieron vida a los no me olvides y campánulas; las rosadas fueron azaleas; las rojas claveles; y las estrellas de mar, engendraron las primorosas margaritas.
Diana-Maria, la única hada morena, queriendo enriquecer la creacion de su compañera, después de meditar algún tiempo deshojo muchas flores y las puso sobre su regazo tibio de virgen núbil. A poco revolaba a su alrededor un enjambre de mariposas.
Nueva algazara de las lindas hadas, nuevos aplausos y regocijos.
Lila-Luz quizo también hacer algo que acreditara su talento: besó los tiernos capullos y dejo en ellos el alma del aroma.
Alba-Mirto, la mas chica y positivista, según sus amigas, pensó en el alimento de las pobres mariposas, y despojandose de alguna parte de sus gracias, almacenó en los cálices la miel.
Sin tomar parte en los juegos y alegrías de sus compañeras estaba un hada mala, tonta, fea, sentada alla a lo lejos, tras un peñón de la costa, atisbando con tibia mirada la obra bella de las hadas buenas.
Cuando estas iban de nuevo a emprender viaje al país azul de los astros, donde viven en compañía de las doncellas, de las madres, de los niños y del buen Dios, Alba Rosa advirtió que tras los poblados rosales se movía alguna criatura.
Era Envidia, la hada mala que estaba atravezando los frescos tallos con espinas que recogio en la playa.
Castigóla Dios, y desde entonces, impotente, sucia, ruin, amarillenta, biliosa, arrastra su miseria sobre las huellas luminosas.

Aquileo J, Echeverria (Guatemala Ilustrada No.1. 15 de Setiembre de 1892)
Crónicas y Cuentos Mios. Editorial Studium. UACA 1981.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Isso foi realmente interessante. Adorei lê-lo

Anónimo dijo...

Hola muy bonito blog! Hombre .. Hermosa .. Increíble .. Voy a tu favorito y tomar la alimenta también ...